El explosivo ‘pendrive’ de Neymar

Ha dicho doña Ana Mato, ministra encargada de las cosas de nuestra salud, que «la falta de varón no es un problema médico». Anda que no: yo tengo los nervios destrozaditos. Esa mujer no se entera de nada.

Eso sí, aquejada de semejante brote psicosomático, no es que vaya a meterme en un reality, como mi Lucía Etxebarría, que luego terminas híper desacreditada. Lo cual no significa que servidora piense quedarse con los brazos cruzados y las manos quietas, ni hablar. Ojo, tampoco voy a soltarme de brazos y de manos en plan Olvido Hormigos: una tiene clase. Este verano, muy suelta de brazos y de manos, voy a ser masajista profesional. De maromos, claro.

Así que el otro día, en Barcelona, iba yo dando barzones por el selecto barrio de Pedralbes, mirando anuncios de «se vende», «se alquila», «se embarga», cuando me abordó un morenito poquita cosa, la verdad, pero gracioso y desenvuelto, y me dijo:

– Oiga, señora, busco casa. ¿No tendrá usted por aquí un palacete que quiera vender?

Yo me dije: «Uyyyyy, éste es de Hacienda y tú, Susi, con DNI 77.453.268 A, eres otra a la que confunden con tu doña Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidadde Borbón y Grecia, con DNI 14Z, que ya es confundir. Así que le espeté al morenito:

– Identifícate, plis.

– Soy Neymar –se identificó él–, el futbolista brasileño superdotado que acaba de fichar el Barça para que le baje los humos a Messi.

– ¿Superdotado? – inquirí yo–. Ahora mismo te doy un masaje.

Me lo llevé a la furgoneta que he alquilado, adaptado y bautizado con el prestigioso nombre de Instituto de Belleza y Medicina Estética La Susi: nada que envidiar al de mi Maribel Yébenes. Luego, le pedí al superdotado que se desnudase, que se tumbase y que se relajase.

– Oiga, señora, si me relajo por mi cuenta ¿para qué demonios va a darme usted un masaje? Me espetó el superdotado, con toda la razón del mundo.

Entonces espabilé. Me arremangué. Se me fue la vista al bolsillo derecho del pantalón del superdotado. «¿Llevas pistola o es que te alegras de verme?», le habría preguntado, en plan Mae West. No me dio tiempo.

– Es el pendrive –me aclaró el superdotado–Trae instrucciones para masajistas.

Me puse manos a la obra. Me esmeré. Aquello sí que era un pendrive explosivo, y no del de Bárcenas. Y mi Neymar se quedó en la gloria, por eso se viene él a vivir a Pedralbes y por eso he entrado yo como masajista en el Barça.